Brasil Me Mata

Thursday, December 15, 2005

EL BRASIL PROFUNDO

Ya hemos empezado a conocer un poco del brasil profundo, y con esto no me refiero al Mato Grosso (jaja - risas por favor). Con lo de las profundidades me refiero a que este finde nos hemos sacado por fin la licencia de buceadores recreativos, y por increible que parezca no hemos tenido ninguna baja. De todas formas era dificil, se supone q no podemos bajar más de 18 metros... Aunque creo q ni nos vamos a acercar a esa profundidad. Esta primera bajada no pasó de 6 metros.



Fuimos a Ubatuba, una zona de vacaciones para los paulistas. Aqui se combina el turismo al más puro estilo Benidorm con unas playas desiertas de puta madre. Los instructores llevaron a los pollitos a un sitio muy tranquilito cerca de una isla. Por primera vez me vi con el equipo en condiciones reales, en el mar, aunque fuera en unas condiciones similares a un picnic por el campo me puse nervioso la primera vez q probé el respirador en el agua. Mi respiración era nerviosa y entrecortada, para nada profunda como debe ser para no tener problemas en una subida rápida.



Sin embargo, una vez que descendimos de verdad ya me ví más tranquilo, y en las siguientes imersiones ya me sentí bastante cómodo. Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas para mi. En un punto del día, mis genes alcarreños, acostumbrados generación tras generación al secano más extremo, se rebelaban contra el hecho de que un mesetario castellano pasara más de medio hora sobre una embarcación. Empecé a sentirme mareado... MUY mareado. Las cosas iban de mal en peor, en el agua mal, fuera de ella también, intenté alcanzar unas rocas... Acabé la tarde tumbado en la cubierta con un color VERDE en la cara. Acojonante. Perdí la segunda imersión.

Al día siguiente, ya provisto de medicamentos no hubo ningún problema. De hecho me resarcí y me pasé literalmente el día en el agua. El último buceo fue especialmente guay. Busqué una botella con algo de aire y me tiré al agua. Me pegué al instructor (no tanto como el se había pegado a una de las ICEX la noche anterior... Madre mía que tiracañas! Como coño era capaz de bucear con esa resaca??) y me dejó llevar todo el tiempo su cámara subacuatica. fue toda una experiencia lo de hacer fotos bajo el agua, moviendote en cualquier dirección para hacer una foto de un coral cerebro, incluso boca abajo, persiguiendo pececillos o incluso haciendo primeros planos a los que no eran tan tímidos. Creo que me va a gustar esto del "brasil profundo".

Friday, December 09, 2005






I ENCUENTRO DE BECARIOS DE INVERSIONES DEL CONO SUR

Todo estaba listo para el gran evento, que fue todo un éxito de asistencia. El 100% de los invitados acudió,... o sea, Aída y yo. Los dos únicos inversiones al Sur del Amazonas y además unos de los pocos amigos de clase en todo el continente. Aída, además de tener nombre de ópera, vive en Buenos Aires, lo que la hace una mujer acostumbrada al glamour y dificil de impresionar. Pero creo que no contaba con que ya me he contagiado de uno de los vicios más brasileños, el sentirse superior a los Argentinos. La rivalidad entre los dos paises se trasladó al campo de los becarios Icex, y yo estaba completamente decidido a demostrarle a esta bonaerense de tres al cuarto que Brasil es mil veces mejor que todas las patagonias, andes y barrios de la boca juntos, que la samba o el forro suenan y se bailan mejor que el ridículo tango y que no hay carne de la pampa que se pueda comparar con una res paulista.

Pero jugaba contra reloj, por ello tuve que dejar de lado las coquetas islas de paraty, la exhuberancia de Ilhabela o la fiesta de Trindade, y pasar directamente al plato fuerte: Rio de Janeiro, el icono de Brasil.

Llegamos cuando amanecia en Rio. El cielo estaba gris y le quitaba un poco de alegría a la mítica ruta del autobús urbano que pasa por la playa de Flamengo, la Bahia de Botafogo, frente al Pao de Azucar, hasta cruzar bajo el tunel que te lleva a Copacabana y su playa, llegando por fín al barrio de la "garota", Ipanema. Creo que no hay otro autobús que pase por tantos lugares que han dado nombre a tantísimas discotecas de pueblo, orquestas de verbena y locales de alterne por todo lo ancho de la geografía española.

Después de una pequeña siesta reparadora en la coqueta casa de Patricia, que es mi auténtica "garota de Ipanema", salimos a caminar. Pasamos de nuevo por Ipanema, por la playa del Arpoador, que a estas horas ya estaba llena de surfers y tios cachas interesados por otros cachas, por Copacabana llena como todas de vendedores de collares, baratijas, pipas para fumar maria, y sobre todo timadores de toda ralea. Creo que el segundo vicio que he cogido aqui, no ya brasileño, si no paulista, es criticar Rio. La verdad que a veces odio esta ciudad, lo que más es el hecho de sentirte como un maldito guiri. Estoy harto de que cada vez que voy a Rio tengo que estar con mil ojos para que un carterista no me mangue la cartera, o no tropezarme esquivando vendederes callejeros, o discutir con cada maldito taxista de esta maldita ciudad para que conecte el taximetro o para que no me intente meter tarifa 2 en pleno día. Esta vez, fue un limpiabotas el que me tiró betún marron sobre mis zapatillas, diciendo que tenía una mierda, que el me la limpiaba. Le mandé a paseo, me limpié la "mierda" yo mismo y le saqué lustre a mis camper... La verdad que ya andaban necesitando un trapo... Bueno, he de reconocer que hay guiris que se merecen todos los palos del mundo, como el de la foto... menudo elemento.

Llegamos a la Avenida Rio Branco, en el corazón del Rio "Belle Epoque", a un lado el centro cultural, al otro lado de la plaza el Teatro. Ambos edificios son de admirar, y por contraste hacen parecer a Rio todavía más decadente. Caminando por un costado del Teatro se llega a la gran explanada del edificio del mi querido Banco de Desenvolvimento Económico e Social, cuya web me he visto a visitar demasiadas veces (debería pensar en organizar una reunioncilla aqui en Rio con ellos). Enfrente está el edificio de la Petrobras. Un poco más allá está la Catedral Metropolinata, con su innovadora forma de pirámide y sus paredes que son todo vidriera. Siempre me pareció un templo pagano.








Volviendo a la explanada, al edificio de la Petrobras. Detras de este edificio tan moderno se conserva todavía un pedacito del Rio más antiguo, el único tranvia que de la ciudad que sigue funcionando. El tranvia pasa sobre los arcos de Lapa, la zona de las casas de Samba, en subiendo trabajosamente la colina hasta llegar al Barrio de St. Teresa. Y digo trabajosamente porque el pobre aparato tiene que hacer siempre alguna parada técnica, renquea a menudo, le cuesta subir... Pero a cambio es un placer lo de ir oyendo el ruido de los railes o subirte de un salto y hacer el viaje agarrado a una de las barandas. Las vistas de Rio solo son superadas por las del Pao de Azucar o las del Cristo.




El barrio de Santa Teresa es para mi la esencia de Rio. Sus villas decadentes, sus vistas de la bahia, sus vistas de las favelas, las orquestas que ensayan en la rua... Y claro, Santa Teresa hay que caminarlo, no vale verlo solo desde el tranvia. No solo para hacer unas fotos, si no para disfrutar de los restaurantes que hay por allí. Aída lloraba de alegria cuando le llevé a un restaurante bahiano a probar moqueca, la pobre, viviendo en el país de la carne...

Después nos tomamos un café en una libreria-café que había enfrente. Las hijas y sobrinas de los dueños correteaban sin parar por el patio y enseguida se pusieron a hablar con nosotros. La más pequeña, de tan solo 4 añitos, estaba muy interesada en saber porque no nos besábamos. Intentamos explicarselo, pero a ella ya le asaltaba otra duda aún mayor... "y vosotros "dormis" juntos??". Hubiera mentido... pero la tuve que decir que tampoco. La pobre parecía bastante desilusionada con unos mojigatos como nosotros. De hecho no se lo podía explicar... "pero si ya sois mayores! podeis hacer esas cosas...". Angelito. La pobre ya no dijo mucho más, se quedó siguiendo nuestra conversación con sus primas, solo invitándome a veces con su lengua a hacer lo propio con la pobre Aída... Escalofriante! Es increible lo conservador que puede ser a veces este país y lo liberales que son para según que temas... Solo cuatro años señores! Que tiemblen en la guarderia!!




Cuando bajamos de St. teresa ya atardecía sobre Río. Fuimos hasta el centro y después en Bus para Copacabana, pasando por lo que era antiguamente el centro de poder de Brasil hasta la inaguración de Brasilia en 1960, el Palacio del Catete. El atardecer por esta zona era más bien amarillento, pero cuando llegamos a Ipanema el atardecer era de un naranja intenso. A lo lejos se veia a gente jugando al volei playa, levantado polvadera distante. Todo el mundo paseaba muy tranquilo, era totalmente diferente al ritmo frenético del mediodía.



Hablando de ritmos frenéticos... Esa noche acudimos a Lapa. Y era para haber sido una noche frenética. Habíamos quedado con una amiga de Rio que se conoce el barrio como el salón de su casa... Pero la pobre porteña ya estaba empezando a flaquear. No tuvo más remedio que pedir tregua sin llegar a entrar ni a una casa de Samba. Nos quedamos en la lanchonete (bocadilleria). Donde por cierto la lió parda. A la señorita no se lo ocurre otra cosa que pedir un caldo verde en una lanchonete atestada a las diez de la noche. Quien soy yo para decir a cada uno lo que tiene que pedir, pero se lo desrecomendé. Ella me dijo, q si lo tenían en el menú era para algo... Gringos, gringos. Tal y como me imaginaba tardaron milenios en traerle el caldo. Yo ya había cenado mi pizza. Aída se desesperaba preguntando "Cuando viene? Cuando viene?" Y el tunante del camarero... "Esta saliendo, esta saliendo". Jajajaja. Aída mujer... ¡Siempre está saliendo! Que ilusa.

El día siguiente fué más tranquilo. Por la mañana disfrutamos de la playa del Arpoador... Y la playa disfrutó también de Aída, jugando con ella como si fuera una marioneta... Yo me preguntaba... Los becarios ICEX tenemos responsabilidad civil por los accidentes que sufran otros becarios a nuestro cargo?? Paseamos por un mercadillo cercano, donde nos hizo mucha gracía el nombre de una farmacia (drogaria)... ver foto! Por la tarde fuimos al Jardín botánico, que la verdad es curioso de ver para un europeo, con sus enormes palmeras imperiales. Los míticos monos no tuve tiempo de verlos. Y para cuncluir nuestra visita a Río, como gran final de fiesta, mi mayor acercamiento hasta la fecha al turismo de masas... El Cristo de Corcovado. Será típico, pero hay que decir que las vistas merecen la pena. Después vino Sao Paulo, y alguna aventura más en el interior del Estado... Pero eso queda para otra vez. Brasil se lo ha puesto muy dificil a Argentina para la visita de esta semana.