No se porque diablos se me ocurrió empezar hoy un Blog. He tenido millones de ocasiones mejores que un resacoso miercoles para empezar a publicitar mi vida privada en el internet. Pero bueno, la utilidad de un Blog es indudable, puedo escribir artículos sobre mi mismo o restregar a mis amigos en su cara de lunes después del atasco mis viajes por los trópicos de una manera mucho más eficiente.





Como por ejemplo nuestro último viaje a Ilhabela. Ha sido el mejor finde desde que llegué a este país. Es increible que tan cerca de Sao Paulo exista un sitio tan atestado de mosquitos y que no sea el Rio Pinheiros. Pero claro, esto es porque la isla es un 90% de mata atlántica. Siempre me pregunté a que coño corresponde el 10% restante... supongo que se refiere a las playas paradiacas! En la Isla todo es tranquilidad, sobre todo fuera de temporada.

Es el municipio con los índices de criminalidad más bajos de todo este país. Al lado del caos de Sao Paulo, Ilhabela es un lugar perfecto... más bien es una máquina de crear momentos perfectos: Tu y tu caipirinha, bajo un cielo estrellado en un bar en la propia playa después de haberte bañado en una playa a la que solo se llega en jeep donde cogiste un kajak y te golpeaste con un remo la sien que se ha hinchado como... bueno, dejemos de lado esto último.

Uff, no se cuanto más voy a poder escribir hoy. Se me cierran los ojos delante del ordenata. Ayer yo y otro colega quedamos para tomar unas birras con unas amigas. Que bonito esto de quedar en dobles parejas, parece un concurso de la tele. Llegaron puntuales y ahi mismo en la puerta de nuestro propie edificio fuimos secuestrados y llevados a la villa de una de ellas donde fuimos obligados a beber vino hasta que las botellas fueran múltiplo de cuatro. Las malvadas secuestradoras nos liberaron sin pedir rescate a nuestras familias a eso de las 3 de la mañana. hehehe. Es lo que me encanta de Sao Paulo, debe ser uno de los mejores sitios para salir o ser secuestrado entre semana.